Por Lucas Leys.- Dios es eterno. Esto quiere decir que existió siempre
y que nunca dejará de existir. Dios no es un ser creado, sino que es el Creador
de todo lo que existe. Nadie lo creó; Él existió desde antes del comienzo de
los tiempos.
La Biblia, en Salmos 90.2, nos dice: «Desde antes que nacieran los montes
y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los
tiempos postreros, tú eres Dios».
Para Dios no existen ni el tiempo ni el espacio como para nosotros,
sino que Él está presente en todo tiempo y en todo lugar. Es un concepto difícil
de entender para nuestro pensamiento humano, pero la realidad es que Dios no
tiene principio ni fin. Hay cosas que no alcanzamos a comprender porque nuestra
mente es limitada y Dios no tiene límites.
Pero el mismo Señor nos explica en Apocalipsis 1.8: «Yo soy el Alfa y
la Omega—dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso.» ¿Sabes qué significa que Dios es el Alfa y la Omega?
El Nuevo Testamento fue escrito en el idioma griego. Alfa es la primera
letra, y Omega es la última letra del alfabeto griego. Esa frase, entonces, indica
que el Señor es la totalidad absoluta, que lo abarca todo y que no existe nada
ni nadie que pueda estar fuera de su control. Por eso mismo es que en algunas
de mis conferencias digo que Dios no existe sino que Dios es… ¡Sí! Aunque suene
confuso (o hasta para algunos gracioso o chocante), es así.
La existencia está delimitada por el tiempo y el espacio, pero como ya
dijimos Dios es eterno y además la Biblia dice que es omnipresente (que puede
estar en todos lados al mismo tiempo), por lo cual Dios simplemente «es». Por
eso dijo que su nombre era «Yo Soy el que Soy» (Éxodo 3.14).
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