La tentación: 4 pasos de cómo trabaja para hacerte caer

Rick Warren.- La tentación nos ayuda saber que Satanás es completamente predecible. Él ha usado la misma estrategia y las viejas artimañas desde la creación. Todas las tentaciones siguen el mismo modelo.

Por eso Pablo dijo: “No ignoramos sus artimañas”. De la Biblia aprendemos que la tentación sigue un proceso de cuatro pasos, los mismos que Satanás usó tanto con Adán y Eva como con Jesús.

En el primer paso, Satanás identifica un deseo dentro de ti. Puede ser un deseo pecaminoso, como el de venganza o de manipular a otros, o puede ser uno legítimo y normal, como el deseo de ser amado y valorado o de sentir placer. La tentación empieza cuando Satanás te sugiere (con un pensamiento) que cedas a un deseo malo o que se cumpla un deseo legítimo de manera equivocada o en el momento errado.

Ten siempre cuidado con los atajos. ¡A menudo son tentaciones! Satanás susurra: “¡Te lo mereces! ¡Debes tenerlo ahora! Será emocionante... reconfortante... o te hará sentir mejor”. Pensamos que la tentación está alrededor de nosotros, pero Dios dice que empieza dentro de nosotros.

Si no tuvieras ningún deseo interno, no podría atraerte. La tentación siempre empieza en tu mente, no en las circunstancias. Jesús dijo: “Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona”.

Santiago nos dice que hay “un ejército de malos deseos dentro de nosotros”.

El segundo paso es la duda. Satanás trata de conseguir que dudes de lo que Dios ha dicho sorbe el pecado: ¿Es realmente malo? ¿Es verdad que Dios dijo que no lo hagas? ¿No será que Dios dio esta prohibición para otra persona o para otra época? ¿Acaso Dios no quiere que yo sea feliz?

La Biblia advierte: “¡Tengan cuidado! No permitan que los malos pensamientos o las dudas hagan que alguno de ustedes se aparte del Dios vivo”.

El tercer paso es el engaño. Satanás es incapaz de decir la verdad; la Biblia lo llama “el Padre de mentiras”. Cualquier cosa que te diga será falsa o simplemente una verdad a medias.

Satanás ofrece su mentira para reemplazar lo que Dios ya ha dicho en su Palabra. Satanás dice: “No morirás. Serás tan sabio, como Dios. Puedes salirte con la tuya. Nadie lo sabrá. Resolverás tus problemas. Además, todos lo hacen. Sólo es un pecado pequeño”. Pero un pecado pequeño es como estar “un poco embarazada”: finalmente quedará en evidencia.


El cuarto paso es la desobediencia. Al final te comportarás de acuerdo con lo que estuviste maquinando en tu mente. Lo que comenzó como una idea al fin sale a luz en la conducta. Cedes ante lo que capte tu atención. Crees las mentiras de Satanás y caes en la trampa de la que te advierte Santiago: “Cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no se engañen”.

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